En los últimos años los avances respecto a dispositivos de almacenamiento de archivos digitales han sido muy grandes y prácticamente no pasa una semana sin conocer alguna novedad beneficiosa para el presente y futuro usuario de los mismos.
Los últimos estudios realizados nos traen una curiosa novedad, la adición de un curioso elemento a la composición de los discos duros: la sal.
Parece ser que gracias a la sal se podrán comportar como unidades independientes de "unos y ceros" las unidades nanolitográficas que separan a los gránulos magnéticos encargados de agruparse para crear uno de los dos dígitos.
Como consecuencia de esto, la densidad de los discos se podrá incrementar considerablemente. A día de hoy la mayor densidad que se ha podido fabricar ha sido de 1.9 terabits por pulgada cuadrada, casi cuatro veces más que los actuales. Se podrían conseguir densidades de hasta 3.3, con las cuales se podrían alcanzar los 18 Terabytes de almacenamiento. Por ahora se tratan de pruebas, pero seguramente no tardarán mucho en beneficiarse de ello los próximos discos duros del mercado.
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